Vasectomía: ¿Qué es y cómo se hace?
Una historia personal sobre la elección de un método anticonceptivo masculino.
Hace poco menos de un año mi esposo me propuso realizarse una vasectomía. Mi primera reacción fue decir “no” inmediatamente y hasta con cierto espanto. Sin embargo, la opción de dejar las pastillas era muy tentadora.
Existe en el mercado un número importante de anticonceptivos (barrera, hormonas, orales, inyectables, combinados, subcutáneos, intrauterinos, transdérmico, etc.) que en su mayoría están enfocados hacia el sexo femenino.
Al igual que el cuidado de los hijos, la anticoncepción suele presentarse en el imaginario social como una responsabilidad de las mujeres.
La decisión de mi compañero y mi reacción espontánea me llevaron a hacerme preguntas, cuestionar mi posición e investigar sobre el tema. ¿Disminuye la virilidad con la cirugía? ¿Provoca aumento de peso? ¿Es reversible? ¿Aumenta el peligro de contagio de enfermedades de transmisión sexual?
Con el motivo de responder estas cuestiones, recurrí a dos profesionales de la salud, el doctor Juan Martín Lourenço de Cunha (MN 114. 841) y la doctora Gabriela Susana Paganini (MN 49.938), ambos con una larga trayectoria en el campo de la urología en Buenos Aires y Barcelona respectivamente.
¿En qué consiste la vasectomía?
La vasectomía consiste básicamente, respondió Paganini, en “una operación quirúrgica en la que se realiza la ligadura de los conductos deferentes que llevan los espermatozoides desde los testículos hasta el conducto de la orina, la uretra. A través de ella son conducidos al exterior en el momento de la eyaculación.”
“Mediante esta intervención se interrumpe el pasaje de los espermatozoides,” resumió Laurenço de Cunha. El especialista nos explica que la vasectomía puede realizarse actualmente con incisión o sin bisturí y su internación es ambulatoria ya que se utiliza anestesia local y, dependiendo de la personalidad del paciente, algún sistema de sedación.
Una breve historia de la vasectomía
Desde la primera referencia a la oclusión de los tubos deferentes realizada por el cirujano y anatomista John Hunter en 1775 y los experimentos sobre perros llevados a cabo por su discípulo, Astley Cooper en 1830, la vasectomía ha evolucionado y simplificado su técnica (1).
Era una práctica sin fines anticonceptivos durante el siglo XIX, la intervención pretendía curar los posibles efectos adversos de una adenomectomía (extirpación quirúrgica de un adenoma o tumor benigno). A partir de las primeras décadas del XX comenzó a realizarse con motivos contraceptivos. (1)
El procedimiento de la vasectomía
Actualmente, desarrolla Paganini “la intervención con bisturí implica dos pequeñas incisiones en el escroto y se elimina un trozo del conducto deferente de cada lado. Luego, cada incisión se cierra con uno o dos puntos de sutura absorbibles.”
En 1974, el médico chino Li Shunquang desarrolló una técnica sin bisturí y con instrumental quirúrgico especial. En el presente, el profesional de la salud sólo debe realizar:
una pequeña punción para llegar a ambos conductos deferentes,
y los tubos se cauterizan o se ligan.
El pequeño orificio cicatriza rápidamente por lo que no hace falta sutura y no quedan cicatrices.
Ambas intervenciones duran alrededor de 15-20 minutos (2).
Recomendaciones postquirúrgicas
"En el caso de la intervención con bisturí, advierte la doctora Paganini, las recomendaciones son sencillas:
reposo relativo por cuarenta y ocho horas (no realizar esfuerzos bruscos),
efectuar una cura diaria de la herida con solución yodada, por dez días,
llevar suspensorio genital,
evitar relaciones sexuales.”
Resulta importante que el paciente vasectomizado mantenga durante los tres meses posteriores a la intervención los métodos anticonceptivos previos hasta que el profesional lo indique.
Luego de ese período se realizará un seminograma de control para confirmar que no existen espermatozoides en el semen (3).
Los efectos secundarios son poco frecuentes y raros
"Pero como todo procedimiento quirúrgico", nos aclara Paganini, “si puede tener complicaciones, aunque sea una cirugía menor". Por ejemplo:
presencia de hematoma,
infección o dolor escrotal crónico.
granuloma (4),
epididimitis (4),
síndrome doloroso crónico postvasectomía (4)
En esos casos se recomienda consultar inmediatamente al médico.
"En referencia a la falta de libido, suba de peso y pérdida de virilidad como consecuencia de la intervención, no existen", también aclara Paganini, "ya que lo que se realiza es la ligadura del cordón, no se tocan nervios. No perjudica la libido ni la erección. A lo sumo, el paciente puede sentir una disminución en la consistencia o volumen del semen pero es imperceptible.”
La respuesta apunta a desestimar los prejuicios más conocidos que circulan alrededor de la vasectomía como son la pérdida del deseo sexual y fallas en la erección.
La reversibilidad de la vasectomía
Ambos doctores mencionan la existencia de una intervención para unir nuevamente los conductos deferentes pero, coinciden, la tasa de éxito resulta baja. Por ese motivo, la decisión debe ser bastante analizada.
Los profesionales de la salud cumplen un rol importante al proveer de información certera para la tranquilidad de los consultantes que en su mayoría, sostienen, son hombres sexualmente activos de entre cuarenta y sesenta años con hijos.
Otro punto relevante a tener en cuenta es que la vasectomía no evita el contagio de enfermedades de transmisión sexual. El semen puede aún transportar enfermedades aunque no posea espermas (5).
Planificación familiar y contracepción
La Organización Mundial de la Salud comprende la planificación familiar como “una medida sanitaria de carácter preventivo con una dimensión familiar y social destinada a promover un desarrollo humano óptimo. Permite proyectar el número de hijos y el intervalo entre los nacimientos (6). Los beneficios de la planificación apuntan a:
evitar embarazos no deseados,
reducir la mortandad materna e infantil,
disminuir los abortos peligrosos,
constituye una manera de organizar la propia vida y un medio para conseguir la igualdad de género.” (6)
La esterilización masculina resulta una de las pocas opciones junto con el preservativo y el coito interrumpido que puede realizar el hombre dentro de un abanico de aproximadamente veinte opciones anticonceptivas según la OMS (7).
Vasectomía y el factor cultural: la masculinidad hegemónica
El Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de las Naciones Unidas reveló en 2013 que en las regiones más desarrolladas la esterilización femenina es 61,3 % y la vasectomía 38,7 %, mientras que en las regiones en vías de desarrollo el porcentaje resulta significativo, 91,7 % ligadura de trompas de Falopio y 9,3 % vasectomía (8).
El mandato social de la maternidad tan enquistado en la sociedad más el mito del “padre proveedor” siguen abonando la división sexual del trabajo y confabulan contra la igualdad de género. La socióloga Eugenia Zicavo distingue que “la construcción sociocultural de la maternidad y las prácticas asociadas a ella se comprenden dentro del marco discursivo del sistema sexo-género, en tanto las diferencias sexuales son significadas socialmente” (9). El razonamiento vale para pensar la construcción de la paternidad también.
En los años noventa, la socióloga Raewyln Connell definió el concepto de masculinidad hegemónica como la “configuración de la práctica de género que incorpora la respuesta aceptada, al problema de la legitimidad del patriarcado, lo que garantiza (o se considera que garantiza) la posición dominante de los hombres y la subordinación de las mujeres” (10).
Los mitos alrededor de la vasectomía están alimentados sobre imaginarios que pretenden garantizar la continuidad de esa dinámica.
La masculinidad hegemónica se ve amenazada por la cirugía ya que toca el bien más preciado de esta, el falo. Algunos de estos relatos son:
La pérdida de la potencia sexual y la virilidad. Los especialistas aclararon previamente que estas no se ven afectadas en lo más mínimo ya que no existen efectos secundarios.
El aumento de peso está relacionado con la castración, es decir, con la extirpación de los órganos sexuales (testículos y ovarios). En la vasectomía sólo se neutralizan los conductos deferentes para evitar el tránsito de los espermatozoides.
Ante la permanencia y la popularidad de estos relatos falaces resulta relevante enfatizar la importancia de las políticas de salud pública para proporcionar información y despejar las dudas y los miedos que alimentan la ignorancia sobre estas cuestiones de salud.
Me vi afectada por la propuesta inicial de mi esposo de someterse a una vasectomía porque había asumido sin discusión la carga social como mujer y madre y, por lo tanto, la responsabilidad de la anticoncepción en la pareja. Por eso, tal vez, el ejercicio más complejo que llevé a cabo durante la investigación y escritura de este artículo fue reconocer los discursos patriarcales que inexorablemente me atraviesan. Los relatos falaces sobre la anticoncepción masculina y su presunto menoscabo de la virilidad y potencia sexual.
Además, al finalizar mi investigación retomamos el tema con mi esposo y llegamos a la conclusión que la vasectomía es la mejor opción anticonceptiva para ambos.
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