Ver a mi madre perder su pelo en la menopausia
La pérdida de pelo durante la menopausia o la alopecia en la menopausia puede causar significativamente estrés emocional y ansiedad en las mujeres.
Creado por Clue con soporte financiero de Vichy Laboratoires y L'Oréal
A lo largo de mi vida, el estilo impecable de mi madre ha sido una constante. Ha logrado tener un estilo conservador chic hasta glamuroso dramático de 1980. Pero su punto de resistencia fue siempre, siempre, su pelo. Ella lucia impecable con cualquier estilo de peinado y los tuvo todos en algún momento: un afro a finales de 1980, una melena con flequillo para su boda a inicios de 1990, los rizos Jheri y finalmente tratamientos químicos de alisado. Ella siempre tuvo, lo que se conoce en la comunidad afro, un pelo bueno.
El pelo bueno es considerado una bendición. Mi comprensión del término "pelo bueno" ha evolucionado a lo largo de los años. En mi opinión, antes este término solo aplicaba a los estándares eurocéntricos de belleza: pelo liso o crespos lo suficientemente sueltos para parecer racialmente ambiguos. Pero estos días, he decidido que para mí "pelo bueno" significa que independientemente del patrón de tus rizos, tu pelo es lo suficientemente grueso y fuerte para soportar cualquier peinado, tratamiento o producto. Mi madre tuvo pelo bueno a lo largo de su vida y hace parte de su identidad. Pero hace una década, cuando tenía 48 años, se dio cuenta de que su pelo se estaba debilitando. Unos meses después, notó que en su cuero cabelludo había dejado de crecer pelo por completo. Finalmente, y lo más devastador, notó una pequeña zona de calvicie que crecía constantemente. Ella estaba confundida y alarmada. Cuidar de su cabello siempre había sido fácil.
"Cuando empecé a notar que mi pelo se estaba debilitando, no me sentía muy feliz. Ojalá no hubiera usado tantos tratamientos químicos a lo largo de los años. Estaba pensando, ¿Tal vez debí tomar más vitaminas? o ¿Volverme vegetariana? Pero nada funcionó", dijo mi madre con respecto a ese momento preocupante. Resultó que la perdida de cabello, de su pelo bueno, estaba completamente fuera de su control. No se pudo haber evitado porque era un síntoma de menopausia.
Los efectos de la menopausia son diferentes en cada mujer y son principalmente causados por los bajos niveles de estrógeno cuando cesa el ciclo menstrual. Los síntomas comunes incluyen sofocos, piel seca y, por supuesto, pérdida del pelo (1). Solo porque estos síntomas son comunes para más del 50% de las mujeres, no significa que es una transición fácil. La pérdida de pelo durante la menopausia o la alopecia en la menopausia puede causar significativamente estrés emocional y ansiedad en las mujeres, para mi madre no era diferente (2,3). (Los síntomas de la menopausia posiblemente agravaron sus sentimientos: las fluctuaciones hormonales durante la menopausia pueden ocasionar cambios en el estado de ánimo, interrupciones del sueño y otros efectos que pueden impactar en la salud mental).
Nos sentábamos juntas y veíamos videos de YouTube por horas, aprendiendo sobre la mejor combinación de aceites, mantecas, cremas y acondicionadores para el crecimiento y reparación del pelo. Pasábamos los sábados aprendiendo como trenzar y girar el pelo para evitar que se rompa. Por lo general, yo era el conejillo de indias, en mi pelo primero probaba estilos y productos, antes de intentar en el de ella. Y por un tiempo parecía que lo estábamos logrando. Su pelo no era tan abundante como antes, pero parecía que no se estaba cayendo o rompiendo. Así que decidimos trenzar su pelo de nuevo. De manera trágica, después de muchos meses de mejorar, la tensión causada por las trenzas fue seguida por una repentina pérdida de más pelo. Esta vez un parche notable en la parte delantera de su cabeza. "Me sentí traicionada por mi propio cabello que estaba tratando de nutrir", me dijo.
Cada paso adelante se sentía como dos hacia atrás. Finalmente, buscó ayuda profesional pensando que los expertos médicos tendrían una solución. Pero una especialista en dermatología le dijo que no había que parar el tiempo. Todo lo que le recomendó a mi madre fue dejar descansar su cuero cabelludo y evitar cualquier cosa que pudiera causar tensión o estrés en su cabeza. Todo lo que mi madre quería hacer era usar bufandas y cintas en la cabeza para cubrir las zonas de calvicie, pero el dermatólogo le dijo que hacer eso podría hacer que empeorará la irritación.
Su única opción fue aceptar situación y paso a paso lo está haciendo, usando su cabello natural con zonas calvas y todo. Y aunque una vez pensé que la clave de su estilo era su pelo, me di cuenta que verdaderamente era su confianza. "Tengo 57 años", me dijo recientemente, reflexionando sobre esa época. "Mi pelo no va a ser abundante, pero estoy creando mis propios estilos para acompañar mi cabello delicado. ¡Tengo que hacer que funcione!", me dijo.
Ver a mi madre luchar con su pelo me hizo admirar la cantidad de amor propio que ella tenía que tener para poder aguantar los golpes y continuar siendo el icono de estilo que conocíamos, a pesar del hecho, que su pelo ya no era lo que una vez fue. Desde mi punto de vista, las mujeres afro ponen mucha de su identidad y energía emocional en el pelo. Es desgastante.
Mi pelo nunca creció tan rápido como quería, nunca recibió los productos de la manera que debía y nunca pude replicar los videos que veía en línea. A diferencia de mi madre, no importa que estilo probara, podría dejar mi pelo más dañado y quebrado. Al igual que mi madre, eventualmente superé todo el drama. Las personas siempre me habían dicho que me parecía a mi madre. Me di cuenta que si mi madre, con sus pómulos altos y su pelo natural, podía lucir hermosa con el debilitamiento de su pelo y las zonas de calvicie, entonces yo también.
Así que corté todo mi pelo al estilo de Lupita. No había nada inherentemente malo con las pelucas y las extensiones que había estado usando. Lo que estaba mal era como me sentía en mi interior. Me sentía haciendo fraude, diferente a mí, como si solo se puede ser bella si mi pelo se viera de cierta manera.
Pero cuando corté mi cabello, de repente era capaz de disfrutar de los impresionantes rasgos que herede de mi madre: los pómulos altos, los ojos grandes café y una contagiosa sonrisa que combina. Por primera vez en mucho tiempo, me sentí como yo misma. También, me tranquiliza pensar que en treinta años cuando mis niveles hormonales desciendan durante la menopausia, ya habré vivido décadas aprendiendo amarme a mi misma de cualquier forma que sea vea mi pelo. Me estoy haciendo un favor para el futuro, si lo piensas bien.